Último día del Miami Seaquarium: tristeza para algunos, alegría para otros

Último día del Miami Seaquarium: tristeza para algunos, alegría para otros
Bajo un sol radiante y un cielo despejado, decenas de familias acudieron el domingo al Miami Seaquarium para ser parte del cierre definitivo del icónico parque marino, tras 70 años de historia. A la entrada, los visitantes fueron recibidos por manifestantes que les pedían no gastar “ni un centavo más” en la envejecida atracción del sur de la Florida.
El cierre del Seaquarium marca el fin de una era para Miami. Mientras algunos sienten nostalgia por un lugar cargado de recuerdos familiares, otros celebran lo que consideran una victoria para los derechos de los animales. El sitio será remodelado con una inversión de 22,5 millones de dólares bajo un nuevo contrato de arrendamiento con el condado Miami-Dade.
Un ícono de Miami que marcó generaciones
El Seaquarium alcanzó fama mundial en los años sesenta como escenario de la serie televisiva “Flipper”, transmitida por NBC entre 1964 y 1967, además de dos películas exitosas. En su época dorada, el parque presentó a las orcas Hugo y Lolita (también conocida como Tokitae o Toki). Tras la muerte de Hugo en 1980 por un aneurisma cerebral —presuntamente causado por los años de golpear su cabeza contra el tanque—, Lolita permaneció sola durante más de cuatro décadas como la principal atracción del parque.
Para muchos residentes del sur de la Florida, el cierre es un momento cargado de emociones. Karen Slusser, criada en Key Biscayne, acudió con sus hijos adultos para una última visita. “Pensé: ‘Tenemos que hacerlo, una última vez’”, contó entre lágrimas mientras tomaba fotografías familiares frente a la entrada. Recordó a su amigo Dennis Elster, exdirector del acuario, quien una vez sufrió que Lolita le rompiera su traje de neopreno. “Se rompió como una goma elástica”, relató entre risas nostálgicas.
Los activistas celebran el cierre como una victoria
Mientras algunos visitantes despedían el parque con tristeza, otros lo hacían con entusiasmo. Susan Hargreaves, fundadora de la organización Animal Hero Kids, celebró con una copa de champaña frente a las puertas del acuario. “Es un paso adelante para los animales, otro clavo en el ataúd de la industria de los acuarios”, afirmó.
Hargreaves, de 66 años, ha protestado contra el Seaquarium desde 1986 y sostiene que “los delfines, orcas y focas ya no necesitan ser confinados”. Para ella, el cierre es una señal de los tiempos: “una victoria moral y cultural”.
Unas dos docenas de manifestantes, en su mayoría de PETA, levantaron pancartas que decían “Último día para pagar por el maltrato”. La organización de derechos animales, fundada en 1980, ha liderado durante décadas una campaña para lograr el cierre del parque mediante demandas, protestas y el apoyo de celebridades.
“Después de más de 50 años encerrando animales en tanques de cemento en ruinas y obligándolos a realizar trucos dolorosos y degradantes, el Miami Seaquarium finalmente cierra”, declaró Amanda Brody, directora de campaña de PETA.
El futuro del predio: un nuevo comienzo en la Bahía Vizcaína
El desarrollador inmobiliario David Martin y su empresa Terra planean transformar el lugar en un espacio moderno frente al mar. Si el proyecto obtiene la aprobación del Condado Miami-Dade, conservará el nombre “Seaquarium”, pero sin mamíferos marinos. En su lugar, incluirá un nuevo acuario, un puerto deportivo, restaurantes y un paseo público a orillas de la Bahía Vizcaína.
Hargreaves celebró que Martin no tenga intención de mantener animales en el sitio. “Me encanta que no planee mantener mamíferos allí; eso ya no tiene sentido ni ético ni comercial”, afirmó.
Así, el cierre del Miami Seaquarium marca el fin de un capítulo histórico en la memoria de Miami: un símbolo del cambio en la relación entre el entretenimiento, la naturaleza y la conciencia animal.